Description

Hace poco m's de doce a os un aparato aparentemente inofensivo irrumpi en nuestras vidas y lo cambi ... todo.

Cambi la forma en la que interactuamos unos con otros, cambi la forma en la que hacemos las compras, y transform tambi n la forma en la que trabajamos. Borr la l nea divisoria entre nuestras vidas privadas y profesionales. Transform incluso algo tan fundamental como nuestro concepto de 'los hechos', y en muchos casos lo hizo sin que nos di ramos siquiera cuenta de ello.

De repente estaba simplemente ah , y mientras m's hac a por nosotros, m's depend amos de l.

Ese aparato lleg para quedarse, ese es un hecho ineludible. Su lugar en nuestras vidas es incuestionable, como lo son algunas de sus ventajas, pero el hecho de que su lugar sea incuestionable no significa que no deba ser cuestionado. No significa que debamos aceptar su presencia sin pensar siquiera en lo que implican esos cambios, y en cu l es el precio que vamos a tener que pagar por los beneficios que ha tra do consigo, porque a fin de cuentas hay un precio, precio que es en buena medida ineludible, pero uno que se incrementa mientras m's ciega sea nuestra aceptaci n.

Velo de esta forma: es m's f cil gastar de m's cuando est's usando una tarjeta de cr dito que cuando est's pagando en efectivo... y es todav a m's f cil gastar de m's cuando la divisa con la que est's pagando es una que es totalmente intangible, cuando el precio no puede ser expresado en pesos y centavos.

ste es mi intento de definir ese precio, de poner el cambio en su contexto hist rico. De definir qu hemos ganado y qu hemos perdido desde la perspectiva de algo que describo como 'la generaci n biling e, t rmino con el cual me refiero a aquellos entre nosotros que nos topamos con las computadoras hacia el final de nuestra adolescencia; los que fuimos a la escuela antes de que stas irrumpieran en nuestras vidas, pero para quienes han sido una parte fundamental de nuestras vidas profesionales desde sus primeros d as...t rmino con el que me refiero a aquellos de nosotros que estamos varados entre nuestros padres, que simplemente no entienden la tecnolog a, y nuestros hijos, los llamados 'nativos digitales', que son incapaces de vivir sin ella.

En ese sentido nuestra posici n es nica. Somos la nica generaci n biling e que ha habido, y que va a haber, por qu no sacar provecho de ese hecho?